miércoles, 9 de abril de 2008

Mi ubicación en el mapa....


Esta linea negra, que se ve en medio de la espesa selva, soy yo.... el río Don Diego.... bajando desde los picos nevados de la Sierra, hasta el mar Caribe....

La voz del rio....

Soy el río Don Diego…., serpenteo por la ladera norte de la Sierra Nevada de Santa Marta y soy tan viejo como la Sierra misma; formo parte de los 34 ríos que todavía llevamos agua a los casi dos millones de personas que viven en la Sierra ; antes éramos mas … muchos mas! Pero el hombre se encargó de tumbar los árboles y secar a muchos de mis vecinos y amigos….

Los picos nevados son mi cuna y llevo las frías aguas por unos cincuenta kilómetros antes de llegar al cálido Caribe. Soy corto… no me puedo comparar con mis vecinos como el Ranchería , el Palomino o el Tucurinca…. Ni qué decir con el Cauca o el Magdalena… (soy enano comparado con ellos….!) Pero sin embargo, tengo muchas historias que contar….

No recuerdo quién me bautizó; dicen que cuando llegaron los conquistadores españoles, pasó por aquí un elegante señor llamado Don Diego….y así me llamó! Antes me llamaba Tayronaca. Lo cierto es que aparezco en la historia contada del país con la llegada de los españoles…. Pero existía desde mucho antes, por supuesto. En mis valles y mis orillas vivió la mas grande civilización indígena de todo el país: sí señores! Aquí vivieron los TAIRONAS!!! … Yo les di de beber, les regué sus cultivos… los bañé… Y ellos me cuidaron; siempre protegieron mis orillas. El Valle de Tairo quedaba en mi cuenca; aquí estaba Taironaca y otras grandes ciudades; usando las piedras de canto rodado que había en mis orillas hicieron sus terrazas, caminos, escaleras, acueductos… Muchas se han perdido con el tiempo; sin embargo existen! Son impresionantes!


Pero los taironas no vieron lo que yo vi…Yo vi pasar en 1501 a Don Rodrigo de Bastidas cuando recorrió por primera vez estas costas y fue bautizando las bahías, los ríos y todo por donde pasaba…. Pobres taironas!!!! No imaginaban lo que les esperaba! Bueno; yo tampoco… Por aquí pasaron los conquistadores cuando iban a La Ramada, en lo que hoy es Dibulla; allá había buen oro… y los españoles lo codiciaban; entonces debían cruzarme para llegar allá… Don Juan de Castellanos en sus Elegías de Varones Ilustres … lo comenta:

“… con guías y paso diligente volvieron sobre el río de Don Diego, do los indios tenían un puente, no bueno para caminante ciego, por estar de los árboles pendiente, de yedras correosas de arcabucos a los cuales ellos llaman bejucos…”

Yo lo vi todo: vi cómo los españoles atacaron con sus arcabuces a los indios ; vi cómo les echaban a sus perros para que se los comieran; Amadis fue famoso por ello; destrozaba a los pobres indios… Los taironas que habitaban en mi cuenca, se fueron acabando; solo quedaron los koguis… subieron más arriba, donde nadie los molestara.

Vinieron años de silencio; mis valles se llenaron de vegetación y mi cuenca se llenó de árboles: grandes caracolíes , higuerones y macondos crecieron… La fértil tierra le dio de comer a los pocos indios que quedaron y miles de pajuiles, loros, tucanes y guacamayas me surcaban; ah! y el majestuoso cóndor volaba muy alto! yo lo veía… dominando con sus alas la sierra…; las dantas bajaban a beber en mis orillas y los saínos y guatinajas las seguían… pavas salvajes, venaditos…. Y miles de aves no faltaban….

Ya en el pasado siglo vinieron los colonos y tumbaron mis árboles; eso me dolió… sentía que cada hachazo me quitaba parte de la vida…. después vinieron los cultivadores de marihuana, y luego de coca… Poco a poco me aprisionaban… me quitaban el agua… me dejaban sin vida… Fue difícil, pero sobreviví…

Ahora en mis orillas vive poca gente; nadie arroja venenos en mi corriente; mi agua es pura! Te la puedes tomar! … Bajo presuroso hasta el mar, y cuando llego allí, a la orilla del mar, levanto la vista y puedo ver la nieve de donde provengo… Es increíble! En un mismo momento se puede ver donde nace y donde acaba un río!!! No conozco mucho… pero creo que son pocos los lugares del mundo…. que pueden decir eso….

Ese soy yo: el río Don Diego: corto pero caudaloso; cascadas y rápidos van en mi curso proporcionando a quienes lo quieren agua para sus cultivos; todavía veo las guacamayas y tucanes atravesándome; y llevo róbalos y besotes en mi fondo; por allí suben huidizas las lisas en enero y cintas de camarones me adornan en abril; collares de huevos de ranas darán los futuros renacuajos y bajo la sombra de los caracolíes que tumban sus ramas sobre mis orillas, se protegen las nutrias y caimanes… Veo las garzas juguetonas y los martín pescador rebotar en mi lecho tratando de cazar un atontado pececillo… Los turpiales y los sangretoro beben y se bañan en mis orillas.

En verano, cuando escasean las lluvias, me siento agónico…no encuentro agua que me alimente; mi afluente, el río Don Dieguito, quiere ayudarme, pero él también esta escaso…. No importa, ambos sabemos que en abril las lluvias llegarán…. Por dos meses mis aguas crecerán… y luego, en septiembre, retornarán las lluvias que me llenarán el caudal y ( qué pena) a veces causaré dolor entre mis amigos: me desbordaré e inundaré sus casas… y cultivos…. Pero ellos saben que esas crecientes ayudarán a sus siembras….


Estoy lleno de vida! Y espero seguir así por muchos siglos…. Con la ayuda de todos ustedes…

La voz del macondo....



Soy el Macondo….. el árbol estrella de la Sierra Nevada de Santa Marta….

Muchos creen que mi nombre es un pueblo imaginado por un célebre escritor que narra historias extraordinarias de seres extraordinarios, pero que en realidad son la vida cotidiana de la costa caribe ….

Pero el Macondo soy yo! Soy un árbol que pertenece a la familia Bombacaceae; los científicos me clasificaron como Cavinillesia Platanifolia ; puedo llegar a los 40 metros de alto y mi tronco puede tener siete metros de diámetro! Mi copa es enorme y en mis ramas se albergan muchos pero muchos pájaros… Florezco en mayo y me vuelvo amarillo… Ah!!!!! Ni se imaginan lo imponente que luzco! Y soy muy curioso porque esas flores son como mariposas que vuelan por los aires y caen en lugares insospechados…. que darán vida a nuevos macondos….. De cientos de mis flores, probablemente solamente sobrevivirán uno o dos…. O tal vez ninguno! Por eso siento que cada vez somos menos…. Y es triste, porque deberíamos ser el emblema de la Sierra….

Soy centenario y estoy parado en lo que fue una vivienda Tairona! Ellos llegaron primero que yo; estuvieron aquí, a las orillas del río Don Diego, desde hace mas de mil años! hicieron su ciudad, vivieron con sus hijos y los hijos de sus hijos, sembraron la tierra, hicieron sus joyas y sus vasijas, hasta que llegaron los españoles y los hicieron retirarse; destrozaron muchas de sus piezas antes de irse; a mis pies veo esos pedazos rotos…. Bajo el suelo que cobija mis raíces hay cientos de piezas que formaron sus vajillas y sus adornos… Todavía se ven…

Creo que yo nací hace 130 años…. Y puedo narrar historias que he visto pasar…. Como las de los guaqueros, que vinieron hace unos treinta años y revolcaron mis raíces…. Creían que ahí estaban los tesoros… el oro abandonado por los antiguos y que los españoles ambicionaron y no obtuvieron….

No sabían que el verdadero tesoro es intangible… Es el mismo río, es el aire que se siente, el aroma de las flores, el tucán que sobrevuela, el color de mis flores , la presencia del Mamo kogui que pone a mis pies sus pagamentos, el sueño de quienes me visitan y sienten en este lugar la magia que quizá ese escritor ilustre plasmó en sus libros. Los tesoros de la vida no se pagan…. Sencillamente se sienten…. Y aquí, en lo alto de esta loma que divisa el mar, el río, la montaña y el viento… se siente el privilegio de la vida….

A orillas del río Don Diego, mi voz, la voz del macondo, se oye hasta el infinito y se siente en lo profundo del alma. Soy el macondo y estaré aquí hasta después de los nietos de sus nietos…. Siempre los cobijaré con mi esperanza y sentirán al abrazarme la corriente de la vida…

La voz de Margarita...

Soy Margarita, Margarita Chimunquero….

Soy kogui…. No sé cuantos años tengo porque entre los míos eso no se cuenta; sin embargo la voz que me interpreta cree que tengo nueve años…. Mis padres, Agustin y Josefa, y mis hermanos, Carolina, Francisco, Viviana, Camilo y Juan…. Vivimos a la orilla del rio Don Diego desde hace tres años. Antes vivíamos en Taminaka; no sé bien dónde queda eso…. Pero me cuenta mi papa que era sierra mas arriba; pero llegaron los armados; guerrillas o paras… yo no se bien, ni me interesa…. Sentimos miedo y tuvimos que huir… A mis papas y a mis abuelos, les gustaba mas estar arriba… Ellos sienten tristeza por nuestra situación….

Soy feliz donde estoy. El río Don Diego es mi amigo; me
encanta bañarme en las mañanas y regresar en la tarde con mis hermanos; el silencio nos acompaña y el ulular de los pájaros nos protege. Sentimos que hay vida aquí! el rio es limpio, hermoso, transparente…. Vemos pasar los pececitos y aunque no podemos capturarlos nos hace felices saber que están allí.

Mis abuelos, Teresa y Joaquín…. Nos dicen que este es el Corazón del Mundo … La Sierra es la madre de todos los tiempos…. Y nosotros los koguis somos la herencia de nuestros ancestros los taironas…. Dejaron sabiduría y enseñanzas por donde pasaron… Y aquí, donde hoy vivimos, vemos lo que dejaron ellos…. A veces, cuando salgo a caminar, bajo la vista y me encuentro con un hacha, una ocarina, un pedazo de sus vasijas…. Los guardo; sé que son un tesoro! Sé que tienen el valor de la historia, del pasado, de lo grandioso de nuestros antepasados….

Disfruto con las flores de la parcela donde vivimos; son heliconias, flores tropicales o exóticas…. Así las llaman…. Quienes nos alojaron aquí, las cultivan… Nosotros ayudamos a cuidarlas; cuando hay corte, colaboramos y las empacamos… Es divertido; nos entretenemos en ello….

También tenemos un telar; mis tíos elaboran allí nuestras telas; las telas con las que nos vestimos. Yo los veo trabajar… pero no puedo hacerlo; ese es trabajo de los hombres…. Ellos se encargan de hacer las telas de nuestros vestidos. Nosotras las mujeres, hacemos las mochilas; claro que yo todavía no las hago; eso lo hacen las mayores. Hacen mochilas para cargar nuestras mercaderias…. Ahora las hacen para venderlas a los turistas… Eso nos ayudará…
Con un trapiche que hicieron los mayores, a veces hacemos panela… es deliciosa!

Mi vida es tranquila. A veces bajo al mar con quienes nos albergaron en esta parcela. Me encanta el mar! Y entonces puedo disfrutarlo! Es que bajar a la desembocadura del río es un privilegio! El río bota sus aguas al mar… y me gusta bañarme allí, disfrutar de su arena gruesa y del sabor salado de sus aguas, y después, a solo dos pasos, me arrojo al río… dulce… sin sal… limpio…

Soy una voz mas en el río Don Diego…. Y quiero decirle al mundo , que este río es un privilegio!
(Foto de Fernando Cano)